San Pedro Campeonas Nacionales Femenino U12: una historia de esfuerzo, corazón y gloria -

El Club San Pedro acaba de vivir una de las páginas más emocionantes de su historia deportiva. Con un torneo impecable, un juego lleno de pasión y un espíritu de lucha que no conoce límites, nuestro equipo se consagró Campeón Nacional Femenino U12 de Baloncesto, completando una campaña invicta que nos llena de orgullo.

Desde la primera fase, disputada en nuestra casa, Sangolquí, cada partido fue un desafío y una oportunidad de demostrar nuestro carácter. Las chicas defendieron la localía con fuerza, enfrentándose a rivales que exigieron lo mejor de ellas. Esa etapa nos enseñó a trabajar unidas y a confiar en el esfuerzo colectivo.

En los cuartos de final, San Pedro desplegó un baloncesto rápido, intenso y eficaz, consolidando la primera posición del grupo. Aquella clasificación no fue casualidad: fue fruto de de la disciplina diaria y del compromiso de cada jugadora.

La semifinal fue un partido de altísimo nivel, de esos que se juegan con el corazón en la mano. Un duelo cerrado, que solo se resolvió en los instantes finales, con San Pedro logrando el pase a la gran final.

Una final para la memoria

El juego decisivo por el campeonato nacional femenino U12 fue un verdadero espectáculo. Frente a frente, dos equipos invictos, con jugadoras que marcaron la diferencia y con un público vibrante que convirtió la cancha en una fiesta.

El marcador fue parejo de principio a fin, y a falta de 1 minuto con 35 segundos, San Pedro se encontraba 6 puntos abajo frente a Guerreras de Napo. El ambiente era intenso, los corazones latían fuerte, y todo parecía inclinarse hacia el rival.

Pero en ese instante, llegó la calma dentro de la tormenta. La entrenadora pidió tiempo muerto y dibujó una defensa total a todo el campo. Las chicas volvieron a la cancha con una sola convicción: nunca rendirse.

Y lo increíble sucedió. En poco más de un minuto, San Pedro logró 7 puntos consecutivos, incluyendo 3 robos de balón espectaculares y un cierre mágico desde la línea de tiros libres. El marcador final decretó nuestra victoria y nos coronó campeonas nacionales.

Un verdadero juegazo, digno de una final. Y aunque esta vez el triunfo fue para nosotras, no podemos dejar de felicitar a Guerreras de Napo, un rival de jerarquía que nos exigió hasta el último segundo.

El jugador número seis: las familias

Este campeonato también tiene un capítulo especial escrito por los padres y madres de familia. Ellos gritaron cada punto, celebraron cada jugada, sufrieron con cada falta y vivieron el torneo como un verdadero sexto jugador en la cancha.

Hubo emociones, desacuerdos con los árbitros, nervios y lágrimas… pero sobre todo hubo un apoyo incondicional. Gracias a quienes viajaron con el equipo, a quienes alentaron desde casa con toda su energía positiva y a quienes han estado siempre detrás de este proceso.

Más que nombres, un equipo

El título nacional también se alimenta de actuaciones individuales brillantes. Jugadoras como Anahí, Valentina, Scarlett y Daniela tuvieron un desempeño notable a lo largo del torneo, sumando puntos decisivos y demostrando su talento.

Sin embargo, lo más grande es entender que cada reconocimiento individual refleja el trabajo en equipo: la solidaridad en defensa, la entrega en cada rebote, la asistencia precisa, el sacrificio de las que corren sin balón. Este triunfo es de todas.

También nuestro reconocimiento a su DT. Bryan Pazmiño, un trabajo silencioso que da sus frutos; el apoyo de su AT. Paola Carrillo quien tomo las riendas del equipo en minutos cruciales de la final. Felicitaciones CAMPEONES.

La enseñanza que nos deja este campeonato

Al mirar atrás, entendemos que este título no solo nos convierte en campeonas nacionales U12. También nos deja una lección que llevaremos siempre:
“El juego no se acaba hasta que suena la última bocina”.

Este campeonato es un reflejo del esfuerzo de cada jugadora, del compromiso de los entrenadores, del respaldo de las familias y de la pasión de toda la comunidad de San Pedro.

Hoy celebramos, pero también aprendemos. Porque en cada victoria hay una semilla de humildad y en cada partido una oportunidad de crecer.